El pasado 23 de enero de 2025, Francia presentó con orgullo a Lucie, un chatbot de inteligencia artificial desarrollado con respaldo gubernamental dentro del plan de inversión “Francia 2030”. Su propósito era ofrecer una alternativa europea a herramientas como ChatGPT, incorporando valores locales y promoviendo la diversidad cultural.
Sin embargo, en cuestión de días, el ambicioso proyecto
terminó en desastre. Críticas y burlas en redes sociales obligaron a los
desarrolladores a retirar a Lucie tras su lanzamiento, debido a respuestas
erróneas y absurdas que generaron gran controversia.
Inteligencia Artificial: el fracaso de Lucie, el chatbot francés
El desarrollo de Lucie fue liderado por Linagora, una
empresa francesa de software de código abierto, en colaboración con el Centro
Nacional para la Investigación Científica (CNRS). El objetivo era posicionar a
Francia en el sector de la inteligencia artificial con una IA generativa que
reflejara valores europeos y tuviera aplicaciones educativas.
Pero los problemas no tardaron en aparecer. Usuarios en
redes sociales comenzaron a compartir respuestas insólitas de Lucie, como
afirmar que las vacas ponían huevos comestibles o cometer errores básicos en
cálculos matemáticos. Estas fallas rápidamente se viralizaron, convirtiendo al
chatbot en objeto de burla.
Ante la ola de críticas, Linagora tomó la decisión de suspender temporalmente el acceso a Lucie. La empresa reconoció que el lanzamiento fue apresurado y que aún era necesaria una fase de desarrollo y pruebas más rigurosa antes de intentar nuevamente su implementación.
A pesar del fracaso de Lucie, Francia sigue apostando fuerte
por la inteligencia artificial. Desde 2017, el país ha impulsado la iniciativa Francia
IA con el objetivo de consolidarse como líder en este campo dentro de
Europa.
Entre sus estrategias, destacan la creación de centros de
investigación, el financiamiento de proyectos tecnológicos y la promoción de la
educación en IA. Además, el gobierno ha propuesto la creación de una Organización
Mundial de Inteligencia Artificial para regular y supervisar el desarrollo
ético de estas tecnologías a nivel global.
El caso de Lucie evidencia los desafíos que enfrentan los
gobiernos al intentar competir en el mercado de la inteligencia artificial,
especialmente cuando un lanzamiento apresurado puede convertirse en un
boomerang mediático.
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