Según
un dicho popular, las contraseñas son
como la ropa interior: hay que cambiarlas con frecuencia, mantenerlas en
privado y no compartirlas con nadie.
Debido
a la gran cantidad de herramientas y servicios en los cuales necesitamos usarlas,
el número de contraseñas que necesitamos recordar resultan excesivas, a eso hay
que agregarle el aumento en los requisitos al momento de crearlas; todo indica
que las contraseñas aparte de proporcionar “seguridad”, también son un dolor de
cabeza, por lo que su extinción podría ser una realidad.
Si
se desea una contraseña segura, esta tiene que incluir letras, tanto en
mayúsculas y minúsculas, números, caracteres especiales, y ninguna de las
palabras comunes que permitan ataques de diccionario. ¿En realidad se cumplen
todos esos requisitos cuando creas una? Lo más seguro es que no.
Han
surgido alternativas, como apps de gestión de contraseñas que ayudan a gestionar
de forma segura todas las contraseñas. Pero ¿Qué sucede cuando alguien tiene
que cambiar todas sus contraseñas después de un ataque? Apuesto que la mayoría
de nosotros optaría por una solución más fácil que estar creando nuevas
contraseñas y confirmándolas por correo electrónico.
Las
alternativas más aceptables se basan en la tecnología biométrica, a a veces conocida como natural body identification (identificación natural del cuerpo). La
tecnología biométrica, como escaneo de huellas digitales, reconocimiento facial
y otras emergentes, amenazan seriamente el futuro de las contraseñas; por ello
veamos 5 razones por las que no necesitaremos contraseñas en el futuro.
1. Son un accesorio de moda para estar conectado
Suena un poco tosco pero es
una realidad, muchas de las consideradas grandes empresas están trabajando en
nuevos métodos de autenticación, en las cuales ya no están presentes las
contraseñas. Si los colosos de internet que tienen millones de usuarios cambian
su manera de autenticar, estaríamos en la víspera de la desaparición de las
contraseñas.
2. No son del agrado de las generaciones más jóvenes
Los jóvenes suelen ser más más adictos a productos y servicios en donde se necesitan
utilizar contraseñas, pero también los jóvenes son más “cómodos”, y según estudios
estos prefieren autenticarse por medio de seguridad biométrica en lugar de
contraseñas y PIN’s. Algunos mencionan que las nuevas generaciones ven las
contraseñas como una carga.
3. El no uso de estas es un gran negocio
Las grandes empresas ven en
la autenticación sin contraseñas un gran negocio. Si no, no se explica como
gigantes tecnológicos como Microsoft y Apple están invirtiendo miles de dólares
en desarrollo de tecnologías biométricas.
4. Son “fáciles” de robar
Estudios de empresas como Kaspersky revelan que incluso
los usuarios más avanzados reutilizan contraseñas, que es uno de los errores más
comunes, que provoca que si alguien logra robar una contraseña (mediante métodos como phishing), tiene posibilidades acceder no solo al sitio o servicio vulnerado
si no a otros. Obtener una contraseña podría ser tan fácil como utilizar ingeniería
social y preguntársela a alguien y el mismo la dirá. Con métodos como la biometría
esto no sucederá, en teoría.
5. “Se pueden compartir”
Obviamente lo he escrito entre comillas porque esto no
debe ser así, y tampoco es que los usuarios anden diciéndole a todo el mundo cuáles
son sus contraseñas; uno de los problema asociados a la cantidad excesiva de contraseñas
que un usuario promedio utiliza, es que no puede recordarlas, lo que ocasiona
que reutilice o peor aún la escriba en algún lugar, como lo puede ser en un documento
de su computadora o en un papel físico. O incluso literalmente la comparta con
su mejor amigo, lo que lleva implícito un problema de seguridad.
La
extinción de las contraseñas no será el próximo año, por así decirlo, pero lo
cierto es que se están desarrollando nuevas alternativas que prometen ser más
seguras y que literalmente acabaran con las contraseñas.
Coméntanos
si estás de acuerdo que en el futuro no se utilicen contraseñas.
Muy de acuerdo. Para mi son una carga, incluso utilizando como recordatorio el papel físico.
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